miércoles, 2 de septiembre de 2009

-| Relatos del presente |- "El soñador"

Se levantó empapado en una extraña sustancia. No sabía si era aquel extraño fluido, de un color verdoso, de aquel lago donde luchó con el dragón más grande que ha existido; aunque quizás sólo era sudor.

No. No podía ser sólo eso. Se miró los brazos pero no vio indicios de la encarnizada batalla librada esa noche. ¿Cómo podía ser eso? Recordaba perfectamente cómo había oído ruidos, cómo se había levantado y había salido de su casa, había volado (hasta entonces no sabía que podía hacerlo) y se había plantado frente a ese gigantesco dragón (que casi medía un metro de altura...)
Llegó su parte coherente y lo echó todo a perder. Los dragones no existen. Bueno, en realidad sí existe un lagarto, llamado dragón de Komodo... ¿Cómo no iba a hacerse esos líos si hasta su parte coherente dudaba en muchas ocasiones? De todos modos, sabía que era un sueño. Estaba tan seguro como todas aquellas otras veces en las que había soñado, y no lo había reconocido.

Pero... Había sido tan real... Sí, - direis - como el resto de sueños. Este último no. En este último recordaba todo, y lo recordaba en color. ¿Qué importancia tiene eso? Mucha, muchísima, más de la que imaginais. El soñador recordaba cada uno de sus sueños, pero con un defecto. Todos, pero todos todos eh? Los recordaba en blanco y negro. No sabía la razón, nadie sabía por qué (ni siquiera sabían que esto ocurría)

Su afán de sabiduría, mejor dicho, su afán de saber todos y cada uno de sus "por qués", hizo que especulara, y esto le hizo sentir bien, haciéndole tanto daño que ni siquiera lo sintió (ese es el daño que más duele).

Pensó que sus sueños no tenían color, por ahorro. ¿Para qué guardar en su cerebro los colores de todas esas tonterías que soñaba? No era necesario, y menos en una mente tirando a sabia como era la suya. Sería algo así como gastar las hojas de una libreta pintando con rotuladores de colores, ¡a quién se le puede ocurrir tal acto de desprecio a su cerebro!

Si la exclamación tuviera respuesta, sería: a cualquier mente ingenua

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Los sueños son los mejores cuentos. Se puede llegar a disfrutar mucho... y no solo con los sueños que nuestra mente crea mientras dormimos plácidamente, sino aquellos sueños que nuestra propia imaginación crea mientras estamos totalmente conscientes. Te puedes llegar a aferrar tanto a ellos que al final terminas dependiendo de estos...
Yo vivo de ellos.

S.