domingo, 8 de agosto de 2010

Palabras

Ha pasado mucho tiempo. El escritorio está cubierto de una espesa capa de polvo y la pluma con la que solía escribir se atasca con demasiada facilidad. La silla sigue con el respaldo destartalado y sentarse en ella se ha convertido en una excelente forma de arriesgar la integridad física. Todo ha cambiado. Está oxidado. Las palabras se arremolinan en su mente, se aprietan, se hacinan en su cerebro y presionan los huesos craneales, impacientes por salir de esa prisión en la que llevan mucho tiempo.

Todo ha cambiado y sin embargo, continúa dando vueltas por la habitación, pensando en qué escribir, buscando una fuente de inspiración sin saber que la tiene muy cerca, porque vive dentro de él. Escribe. Camina. Se para. Piensa. Escribe. Lee y se da cuenta del montón de mierda que ha escrito, se escandaliza y se siente culpable: se ha vuelto un perfeccionista. Sí y no. Escribe y borra. Palabras malsonantes empujan más de lo normal, y duele. Y las escupe, y la garganta le quema aunque no hable. No, no es el mismo. Sí y no. Se asusta y piensa en dadaísmo, pero esto no es dadaísmo. Deja ir a su mente. Realismo mágico. Una de esas palabrotas estalla desde su cabeza y se estrella en la pantalla y ahora está fuera de control. Tiene un agujero entre las cejas, y ahora sí se resbalan las palabras pero, ¿hacia dónde?. Surrealismo. Dalí. Una mosca atrapada entre unos labios embadurnados de miel y muchas, muchas dudas ortográficas. Stop. Para. Hasta aquí hemos llegado. Es hora de cerrar el grifo a la imaginación y centrarse en lo verdaderamente importante.

Pero antes necesito un título. No señor, no queremos biblias, no queremos hacernos testigos de Jehová ni inscribirnos en ninguna ONG para ayudar a el niño que vive en la casa más ruinosa del lugar más recóndito del barrio más conflictivo y pobre de la pequeña ciudad de Yaounde, en Camerún. De eso me encargaré otro día. Sólo quiero un título y algo que me haga sobrellevar este dolor de cabeza y la sequedad de mi garganta. Pero el título ya no importa, al menos no como antes, ya no es necesario hacer esas letras de caligrafía gregoriana, solo busco algo que resuma todo este montón de basura, y que a la vez impacte y, dispuestos a pedir, que sea en una sola palabra. Es imposible, no podemos resumir todo esto en una palabra. Soy un novato. No puedo hacer estas cosas. Necesito más de una palabra. Ya está. "Palabras". Simple e impreciso.

Ahora es tu turno. Perdone señor, pero se ha colado. Es el momento de volver a abrir el grifo. Amelie. Letras entre paréntesis. Orden en el caos, calma tras la tormenta. Necesidad, adicción, esclavitud voluntaria. Amor. Las letras se cuelan. qeretui. No importa, significa lo mismo. iutreqe. Nitidez, claridad en lo difuminado y borroso. reequti. Luz en lo oscuro y tenebroso. equteri. Todo en la nada, en lo vacío. iteqeur. Sí, en mi vacío y en mi nada, tú eres todo lo que hay y todo lo que necesito que haya. tequiero.